Mi nombre es Bond…James Bond. Para nuestros efectos, la frase identifica a un refinado conocedor de la buena mesa y de bebidas exquisitas. En los libros y en los filmes, ese interés del legendario espía es una constante.
Huevos revueltos a la Bond
Su creador, el escritor Ian Fleming, ha dicho que en sus estancias en Inglaterra Bond consume un menú bastante simple: lenguado a la parrilla y filete de res asado con ensalada de papa, aunque se deleita en comer bien y abundantemente.
Pero en los filmes, el agente es un verdadero gourmet. En “Vive y deja morir”, Bond alardea de su máquina de hacer espresso y en “Panorama para matar” prepara él mismo una quiche.
Los huevos, ese alimento que es metáfora de la vida misma, figura repetidamente en el menú de 007, comenzando por sus desayunos londinenses, en los que no puede faltar uno en cocotte, cocido en baño maría exactamente tres minutos y medio.
Asimismo, su plato favorito son los huevos revueltos, pero no preparados de cualquier manera. La receta, que aparece en el cuento corto “007 en Nueva York”, incluye cebollinos o hierbas frescas, mantequilla, sal y pimienta, y se acompañan con champán rosado Tattinger.
En “Goldfinger” el agente se banquetea con cangrejo con mantequilla derretida y champán.
Sí, gustos de gourmet; no en balde en “Diamantes para la eternidad” Bond le dice a Tiffany Case que la mujer apropiada para él es una que sepa hacer el amor y … salsa bernesa.
“Casino Royale” no es la excepción. En esa novela el personaje es claro cuando señala que le otorga una importancia casi ridícula al placer de comer y beber, mientras admite que su trabajo lo obliga a menudo a cenar solo, por lo que necesita convertir cada comida en algo único.
En “De Rusia con amor”, el desayuno de 007 en Estambul consiste en un tazón de porcelana azul con yogur de un color amarillo fuerte y consistencia cremosa; deliciosos higos frescos maduros y café turco recién molido.
Martini especial
Si hablamos de bebidas, contrariamente a lo que podría pensarse Bond detesta el té, al que le achaca la caída del Imperio Británico.
En cuanto al alcohol, afirma que nunca toma más de un trago antes de la cena, pero que éste debe ser generoso, fuerte y muy bien preparado. “Detesto las pequeñas porciones, especialmente cuando saben mal”, dice el personaje.
Aunque de sobra se conoce que el coctel preferido de James es el Martini, no se trata de un Martini común. Su Martini (“agitado, pero no revuelto”) se prepara con vodka y lleva vermouth Lillet. Esta última bebida se produce desde 1872 en Podensac, en la región francesa de Burdeos.
Desde el estreno de Casino Royale, en donde se revela la receta del Vesper Martini bondiano (“tres partes de ginebra, una de vodka y media de Lillet, agitado con hielo y servido con una corteza de limón), las ventas subieron exponencialmente.
Pruébenlo, aquí va la receta, pero cuídense de que no haya cerca una Kara como la que le puso el sedante hidrato de cloro a la copa de Bond en “Alta tensión”.
Receta del Vesper Martini de James Bond
3 medidas de ginebra Gordon
1 medida de vodka
½ medida de vermouth Kina Lillet
2 tiras de cáscara de limón, sin la parte blanca
cubitos de hielo
Ponga todos los ingredientes en la coctelera. Agítelo bien. El contenido quedará un tanto aireado por el movimiento y debe estar helado.
Sirva en una copa de Martini adornada con la corteza de limón.
El ‘vermouth’ Kina Lillet ya no existe desde hace muchísimos años. El que más o menos se le acerca es Kina L’ Aero d’Or de Tempus Fugit Spirits.
Saludos cordiales.